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Semillero VocacionalPrepostulantadoPostulantadoNoviciado CanónicoNoviciado Experiencia ApostólicaJunioradoPreparación para la Profesión PerpetuaFormación Continuada

1semillero vocacional

Es un proceso de acompañamiento desde la infancia, pre-adolescencia, adolescencia y juventud, transverzalizado por la cultura vocacional, hasta que él o la joven hace su opción de vida.

2prepospulantado

Es el período en el cual la joven, en ambiente fraterno, de oración y misión, continúa su discernimiento vocacional, su formación humana-cristiana y académica, va conociendo y asumiendo progresivamente la identidad de la Congregación de Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora. Este tiempo se organiza de acuerdo a las necesidades de la joven y del grupo

postulantado

Es el período entre 6 meses y dos años en el cual la joven continúa la vivencia fraterna, crece en su formación humano-cristiana, discierne sus motivaciones vocacionales, realiza experiencias misioneras, avanza en el conocimiento de la identidad de la Congregación y, al mismo tiempo, la fraternidad conoce sus aptitudes para este estilo de vida.

4noviciado canonico

Es el tiempo en el cual la novicia conoce y profundiza el sentido de la Vida Consagrada, adquiere una fuerte experiencia de Dios y de vida fraterna, clarifica y confirma la autenticidad de su vocación, a la luz del Carisma de la Congregación.

5noviciado experiencia

Es el tiempo en el cual la Novicia se inserta en una fraternidad, para vivir el espíritu y misión de la Congregación e integrar en su vida, la contemplación-acción mediante experiencias apostólicas. En este tiempo se tienen periodos intensos de preparación para la consagración a Dios, por la Profesión Religiosa.

6juniorado

Es el tiempo en el cual la Hermana de Profesión Temporal continúa su proceso de crecimiento integral, madura su opción radical por Jesús y su Reino, afianza su experiencia de Dios, de vida fraterna y de compromiso misionero y consolida su Vocación como Franciscana Misionera de María Auxiliadora, optando libremente por este estilo de vida, con la Profesión definitiva.

7votos perpetuos

Es el tiempo de preparación inmediata a la consagración definitiva, donde la Juniora retoma y confirma su opción por el seguimiento radical de Jesucristo Pobre, Humilde y Crucificado y su compromiso con la espiritualidad y misión de la Congregación.

8formacion continuada

Se inicia con la consagración definitiva a Dios y se prolonga a lo largo de la vida. Tiempo de consolidación de la consagración, asumida como Hermana Franciscana Misionera de María Auxiliadora y vivida cotidianamente en proceso de madurez humano-espiritual, en actitud permanente de conversión, con alegría, plenitud, dinamismo y fidelidad creativa.

Amada Congregación: ¡Llegó tu hora!
Despierta a la mañana nueva. Abre tus puertas. Emprende el camino.
No renuncies a tu identidad misionera y profética.

Sé anuncio de un mundo distinto, testimonio creíble
del Evangelio y de la Misericordia.

No tengas miedo a dejar los “odres viejos”. No tengas miedo a cambiar las estructuras,
que ya no responden a lo que Dios y la humanidad te piden para la extensión del Reino.

Conozco tus obras, tu esfuerzo, tu entrega, tu perseverancia;
pero has dejado debilitar tu primer amor.

Vuelve a tu punto de partida, no te conformes con la mediocridad.
Camina apasionada, pobre, libre en el seguimiento del Maestro,
a ejemplo de Francisco y Bernarda.

Aviva el carisma. Don que el Espíritu te ha confiado.

Extiende tu tienda. Mueve tus estacas, amplía tus fronteras de fraternidad y misión.
Cuida el trigo sin perder la paz por la cizaña. Supera tu auto-referencialidad.
Sal a compartir con audacia y esperanza el bien que tienes.
A prisa como María, sin demora, sin miedo.

Vive como centinela del mañana, como testigo que contagia la vitalidad de tu vocación.

¡Así estarás resignificada en tu vida y misión!

 

Las reflexiones que hemos tenido en varios encuentros con hermanas y hermanos que comparten con nosotras la común vocación a la Vida Consagrada, nos han ayudado a vislumbrar un aligeramiento de nuestras estructuras con “vida nueva y espíritu evangélico” (EG 26), por medio de unos criterios que garanticen una reestructuración humanizante y evangelizadora. Tenerlos en cuenta nos ayudará a adelantar procesos que nos conviertan en signos de profecía y de esperanza.

 

  1. La Palabra de Dios, la voz de la Iglesia y el carisma han de iluminar y determinar el proceso.
  2. El proceso ha de ser orante, dialogal y en actitud de discernimiento permanente, centrado en lo esencial de la Vida Consagrada.
  3. La reestructuración comienza con la conversión personal y fraterna, pastoral y estructural, con apertura de mente, de corazón y compromiso efectivo.
  4. La escucha y la participación activa de las hermanas será determinante y definitiva.
  5. La escucha a los laicos que comparten espiritualidad y misión con nosotras es valiosa y fecunda.
  6. La definición de los proyectos orientará el camino y asegurará los logros.
  7. La realidad de cada Provincia debe ser siempre un punto de partida.
  8. El uso de los medios tecnológicos de comunicación permite socializar la experiencia y enriquecerla.
  9. El gobierno general es el responsable de la dinamización del proceso, con la colaboración de los gobiernos provinciales y los equipos necesarios.
  10. Las asesorías garantizan la efectividad del proceso.
  11. El proceso debe responder permanentemente a los desafíos de la realidad.
  12. Los aspectos que se reestructuren se integrarán en las Constituciones y Directorio General.
  1. La Hermana en cualquier etapa de formación que opte por usar el vestido civil, comunique a la Superiora Provincial quien da su aprobación de acuerdo al directorio general.
  2. Hacer efectiva la itinerancia de las hermanas en nuestras obras y lugares donde estamos.
  3. Los estudios profesionales de las hermanas, deben hacerse preferiblemente en universidades oficiales estudiando y trabajando paralelamente.

Guiadas por la Palabra de Dios, iluminadas por el paradigma espiritual y apostólico de nuestra Fundadora, y responsables con el mundo al que somos enviadas, nos comprometemos a responder a las llamadas del Espíritu, hoy y en el futuro inmediato, con un proceso de reestructuración de toda la Congregación, construido sobre los ejes de la Espiritualidad, la Salida misionera y la Organización, y con la arquitectura armoniosa de sus pasos. Si todas y cada una, “aquí y en todas partes”, de manera personal y comunitaria, nos comprometemos con estas rutas, aseguraremos el futuro de la Congregación y la Congregación del futuro y, en ella, el nuestro y el del Carisma.

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